sábado, 24 de abril de 2021

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Esta página está dedicada al estudio de la Filosofía Racional, específicamente a la filosofía del espíritu, del alma y del universo en general. Los temas que acá se exponen, no pretenden imponer dogmas, ni posiciones radicales; lo que se pretende es dotar al lector de una herramienta cognitiva que le permita escudriñar y adentrarse en el estudio de los grandes problemas epistemológicos que, desde siempre han despertado en el Hombre la necesidad de conocer su origen, la razón de su existencia y todas aquellas interrogantes que aquejan el mundo existencial.

A tales fines, se propondrán temas relacionados con la naturaleza del alma, en todos sus aspectos; sus limitantes, así como el rol que ésta cumple en la vida; la naturaleza del espíritu, su evolución, qué papel desempeña en la creación y sobre la vida, como hecho tangible de la obra del espíritu universal.

También se refiere al estudio de las leyes universales y los valores que sustentan el desempeño de la vida humana, tales como: La Ley de Amor Universal, la Ley de Justicia, la Ley de Afinidad, la Ley de Procreación, la Ley de las Armonías, La Moral, la fraternidad, la familia, el trabajo; así como los antivalores y demás rémoras que aquejan e impiden la evolución de espíritu.

En esta página usted podrá entablar debates, emitir libremente su opinión e incluso proponer cualquier tema cuyo contenido desee que le sea publicado. Por esta razón, el contenido de esta página está dirigido a todas aquellas personas de libre pensamiento que deseen emanciparse de dogmas y de criterios sistemáticos.

El contenido de esta página se avoca a la necesidad que desde siempre ha manifestado el Hombre por conocer su origen y su trascendencia en la vida terrena, le ha sugerido una constante búsqueda. Una vez que el hombre primitivo hizo consciencia de sí mismo, la primera pregunta que vino a su mente fue: ¿Dónde está quien me creó? ¿Por qué estoy acá y para qué? En sus incontables reflexiones, el Hombre se percató de la inmensidad de su entorno y comenzó a valorar su existencia, atribuyéndolo todo a una razón intangible, a un ser desconocido que aun busca incesantemente. Pero, al parecer, lo distrajo tanto el vasto espacio que le rodeaba, que aún no se ha percatado de la grandeza que esconde dentro de sí mismo.

Al respecto es necesario recordar que el hombre, en los comienzos de su vida en el mundo tierra, la primera referencia en la que fijó su atención fue El Sol, porque le proporcionaba el calor y la luz a su mundo existencial; entonces lo adoró pero, más tarde, cuando alcanzó a producir el fuego generando el calor necesario por frotación, al advertir que él podía por sus propios medios generar calor y luz, también adoró al fuego; Y así sucesivamente el Hombre fue creando, a conveniencia de sus necesidades, un ser a quien atribuir la razón de su existencia y a su vez, a quien atribuir su dependencia y pedirle la satisfacción de sus necesidades.

Esta apetencia natural del Hombre ha sido aprovechado por algunos de sus congéneres quienes, ávidos de poder, plenos de malicia y holgazanería, se ofrecieron para cuidar el fuego y para preservarlo; todo a cambio de que sus semejantes les proveyeran todo lo necesario para sostener una vida cómoda y sin tener que trabajar. De esta manera nació el sacerdote y con éste, sus adeptos, lo que culminó con la formación de las religiones. No obstante, la importancia que representa este nutrido tema es necesario postergar su estudio que será tratado en otra ocasión.

 También es de necesidad inaplazable dejar sentado, para conocimiento del lector que, El Espiritismo se refiere al estudio del espíritu como ente fundamental y actor único de La Creación; El Espiritismo representa la esencia de la vida, la comunidad de quienes estudiamos el origen de la vida desde lo más profundo del ser universal, hasta donde nos pueda llevar nuestro grado de progreso.

Lamentablemente la palabra espiritismo, ha sido confundida por algunos con las prácticas supercheras, demoníacas, de adivinación y otros tantos sortilegios, producto de embaucadores y farsantes. Y ésta ha sido la manera preferida por la supremacía religiosa para confundir al pueblo, amalgamando hechos y fenómenos naturales producto del magnetismo, con prácticas de santería; aprovechándose de los prejuicios, la superstición y la ignorancia de sus adeptos y así, crear una matriz de opinión contraria a la verdad, induciendo el hecho imaginario de que existe un mundo fantasmal, oscuro y de muerte; cuando en realidad, la oscuridad y los fantasmas, solo viven en sus almas opacadas por la ignorancia. 

El Espiritismo es sabiduría, luz y verdad, es la ciencia pura de la vida eterna y continuada y nada tiene que ver con los mal llamados  muertos, puesto que, ni siquiera los cuerpos de los hombres, ni otras formas de vida mueren, ya que hoy, todos sabemos que la materia viva se transforma y continúa viviendo, aun en su esencia atómica o "sub atómica", porque en la naturaleza: “nada se crea, nada se pierde, todo se transforma.” Antoine Lavoisier. 1785.

En esta página usted podrá encontrar la orientación y el sentido que define las grandes verdades que desde siempre le han sido ocultadas al Hombre por la supremacía religiosa; representada por la conducta impropia de una minoría que, valiéndose de la ignorancia del pueblo trabajador, se han erigido en verdugos de la verdad y de la ciencia, al conformar una casta parásita a la cual le ha venido a bien apropiarse, no solo de los bienes terrenales que son comunes a todos, sino de las ideas de aquellos sabios y moralizadores que vinieron a la tierra para adelantar el progreso de la humanidad.

El origen del Hombre, así como su trascendencia en la tierra y el fin de su existencia ha sido revelado de manera clara y precisa por sabios y filósofos, pero el prevaricador siempre estuvo al acecho para tergiversarla y mistificarla, con el inicuo propósito de mantenerse en el poder a través del engaño, de este modo se autoproclamó custodio de la verdad, así como lo hizo en la época primitiva cuando se apoderó del “fuego sagrado” para evitar el trabajo común valiéndose del socorrido ardid de ser el representante de la divinidad.

Ya es tiempo que la luz de la inteligencia permita develar todo lo que hasta ahora ha permanecido solapado por el oscurantismo religioso; el Hombre ha de saber que en el hermano se halla impresa la imagen viva del Creador, que el amor fraterno es la esencia de la vida, es la energía que hace posible el prodigio de la naturaleza y porque el templo para reconocer y adorar al Creador ha de nacer en nuestra conciencia armonizada al Universo, teniendo por altar el corazón del hermano y por destino el infinito.

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